Bonjour Vicky, Bonjour Paris

Vicky se vino unos días para Buenos Aires, dejo la pileta de Venado Tuerto, a padres y hermanos, la idea de ella es ser malcriada por sus abuelos, mis padres, en la costa para la primer quincena de Enero.
Se trajo todo para cocinar, los moldes que le regalé, los libros que “papá noel” le dejó bajo el árbol, y una de cositas más.
Su venida me dio la oportunidad de “malcriarla” por un ratito, de llevarla a esos lugares que voy conociendo con “la excusa” de llevarlas a ella y a su hermana cuando vienen de visitas.

El lugar que elegimos fue Bonjour París, en Recoleta, lugar que ya habíamos ido a desayunar en alguna oportunidad.
Teníamos una gran lista en mente, pero este nos quedaba cerca, y un día como hoy era ideal, ya que Buenos Aires parecía desierta.

La pasamos a buscar por lo de mis viejos, y rumbo al lugar elegido.
Al llegar, los silloncitos de diferentes estilos y estampados, las arañas con caireles, la ambientación le encantó, era como estar en algún mágico lugar, pero acá bien cerquita.

No sentamos en una mesa grande, eramos tres, las otras de 2 nos hubiesen resultado incómodas.
Verla mirar todo, ver lo que comería, lo que tomaría, es parte de la gratificación de saber que le gusta  que tiene IMG_20151227_172912siempre  sacarla a “malcriar”, miramos la carta, se decidió por una porción de una torta oreo, que compartiría con mi novia que se pidió un café doble, y ella un licuado de banana, yo por mi parte, uno de frutilla y dos macarons que desde hace meses me tenían tentado.

Todo bien  servido, la torta fue devorada por ambas, disfrutando, y hasta se animaron a hincarle el diente a mis macarons que estaban muy bien logrados.

Charlamos de todo, del colegio, de las vacaciones y obviamente de cocina.
IMG_20151227_173211Vicky siempre inquieta disimulaba interés por ir al baño para espiar la cocina, quería ver que se esconde tras esa puerta.
Le prometí que para la próxima vez que venga le preguntare a alguno de mis amigos cocineros si la dejan ir a visitar ese mundo que la atrae, que la tienta, porque al parecer la cocina seduce más de lo que podemos nosotros pensar, y quizás sería buena idea potenciar su interés, quien te dice, algún día uno podré decir es Vicky, mi sobrina cocinera (nótese que evito poner la palabra chef).
Pagamos, y nos fuimos más que satisfechos.

Antes de dejarla en casa de mis viejos se ligo una pasta de avellanas, y un caballito de chocolate que tenía guardado yo en casa.

Vicky sabe que el próximo viaje habrá otro lugar para conocer, y quien le dice quizás satisfacer su curiosidad viendo que mundo se esconde tras la puerta de una cocina.

Bonjour Paris queda en Uruguay 1145, Recoleta

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