Disfrutando en Pani Pazcifico

IMG_20150131_131115Soy de los que le gusta comer, pero no comer por comer, comer para disfrutar. Y en el disfrute se conjugan varios verbos, varias acciones, y cuando esto pasa el disfrute es completo, sublime, casi perfecto.

Los que me conocen saben como pienso, como vivo, saben que cuando algo me cae mal es muy difícil revertir esa imagen, y que cuando algo me cae bien es porque pasó por un análisis muy minucioso de muchos aspectos, de muchas variables.
Y solo basta para que algo tenga un ni, para que todo no sea tan bueno.

A Pani lo conocía de vista, del local de Recoleta, pasaba siempre por la puerta y veia las colas, y me llamaba la atención. Cuando uno ve cola en algún lugar puede deberse a tres variables, a tres puntos.
Por el barrio pense que el primero era por moda, luego por calidad en lo que se ofrecía y por último por precio.

Luego de ir al del centro, a Pani Pazcifico (me encanta el nombre, la sutileza en el juego de palabras) me di cuenta que no es moda, es calidad y un precio acorde a lo que te ofrecen.
Este sábado fuimos con mi novia a Pani Pazcifico, por pertenecer a un grupo de “Buena Morfa” teníamos un cupón de descuento y era la primera vez que usábamos uno de estos beneficios.
Por lo general en los lugares que ofrecen algún descuento, ya sea por un programa de beneficios de algún diario, banco o empresa, cuando lo indicas te tratan como si te estuviesen haciendo un favor.
Pero en Pani Pazcifico esto no es así, te dan la sensación que te estaban esperando, que es una alegría para ellos que hayas ido.
El lugar es único, la verdad que el juego de palabras de Pazcifico se aplica al lugar, imagino que un dia de semana, con todo el ruido y vorágine del centro porteño, en Pani debe ser la pausa de Paz necesaria para disfrutar.
Ya sentados y habiendo mostrado nuestro cupón y de haber recibido el primer punto bueno en la calidez de la persona que nos atendió nos trajeron las cartas, la común y la del brunch.
La cosa empezaba a ponerse buena, la carta es mágica, mil y una delicias, todas tentadoras, imposible decidirse por una así a la primera.
El brunch muy tentador, pero ya habíamos desayunado, y lo dejé para una próxima visita.
Seguian las dudas, mi novia y yo totalmente indecisos, queríamos todo, pero todo no se puede.
Cuando ya pensábamos que nos quedariamos con una ensalada y un sandwich de lomo de cerdo en waffle, dimos un giro y terminamos pidiendo una tarta de calabaza con un acompañamiento de unas zanahorias glaseadas y la hamburguesa Pani acompañadas por unas batatas que llevan el mismo nombre.
Ambos tomariamos limonada, ideal para un día caluroso como ayer.

Mientras esperábamos, en las otras mesas se podía ver lo bien que lo estaban pasando, la calidez en la atención se noto que es algo habitual, no es necesario llevar un cupón, lo cual anotó otro punto bueno.
Sin esperar mucho, llego lo nuestro, y empezamos a disfrutar.
La presentación de nuestros platos se llevaron los primeros aplausos, bien servidos, originalmente presentados, al primer bocado nos dimos cuenta que no era todo presentación (como muchas veces ocurre), todo lo que había deleitado a nuestros ojos se hizo presente en el primer mordisco.
“Proba estas zanahorias, estan buenisimas”, “queres una de mis batatitas”, y luego el silencio cómplice, interrumpido a veces por un “proba esto”.
Me dedique pausadamente a mi hamburguesa, que estaba sencillamente perfecta, a mis batatitas, a mi limonada. Mi novia hacía lo propio con su tarta.
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Apenas interrumpidos por la gente de Pani con un “esta todo bien?”, no bien no está, está perfecto.
Ahí volví a darme cuenta del porqué de las colas en el local de Recoleta, y aún con mi fobia de los lugares concurridos (soy una persona que le molesta hacer la cola en un cine o supermercado), pense que esperaría por comer en Pani.
Terminamo nuestros platos, no llegue a probar la tarta de mi novia, cuando quise hacerlo solo quedaban migas.
Y no había lugar para nada más, estábamos deliciosamente satisfechos, los postres, la espectacular torta de Oreo que se “pavoneaba” por el lugar quedaron para otra vez.

Porque como dije antes, me gusta comer y disfrutar, y la gula no va de la mano del disfrute.
Nos retiramos de Pani, totalmente satisfechos, con ganas de más, con ganas de recomendarlo.

Mi puntaje no es un puntaje completo, no es un 10, tampoco un 9,99, porque siempre se puede mejorar, siempre hay que esforzarse para dar más y pero sobre todo para no decaer.
En mi puntuación personal fueron todos puntos buenos, ni un ni para remontar.
Y como dije antes, en mi valoracion un ni resta mucho, y aca no hubo ni uno solo.
Voy a volver, por favor no me defrauden.

Sobre Pani Pazcífico:
4516-0665 / 4312-8157
Viamonte 501 esq. San Martin
Lunes a domingo de 8.30 al cierre
www.pani.com.ar

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