Una nueva edición de Dueños de la cocina, un formato que ya vimos que se repite, con otros nombres, pero repitiendo el mismo guión.
La idea es siempre, por un lado un grupo de 14 cocineros, algunos son profesionales, otros simples amateurs, del otro 3 jueces implacables.
Los participantes deberán demostrar que pueden ser los dueños de un restaurant, para eso deberán cumplir distintos desafíos, siempre siendo juzgados por 3 cocineros de renombre.
Hasta acá todo bien, el mismo formato que masterchef, pero con distinto premio.
Sigamos…
Se presentan los cocineros, aunque deberíamos decir se presentan quienes van a representar a los personajes.
Esta el orgulloso, el peleador, el mala onda, la cocinera ama de casa, la que cocina por amor, la linda, el rebelde, el profesional que se la cree, y asi podemos seguir enumerando.
Algunos no definen su personaje en las primeras emisiones, son los tapados, los que van a ir apareciendo.
Del lado de los jueces también estereotipados, aunque algunos nombres cambian, siempre esta presente christophe krywonis, y su papel del cocinero malo, el que se enoja, se pelea (aunque aveces muestra un costado mas sensible), pero todo siempre bajo el mismo guión.
Lo vimos en MasterChef, en Pesadilla en la cocina, donde en cada programa se enojaba, mandaba todo a la mierda y después obviamente volvía y todos amigos.
También Donato, en su papel del cocinero tano, medio bueno, y Narda, intentando ser la exigente, la estricta, y “sobradora”, un personaje que le queda grande.
Solo falta un presentador, en la anterior vez fue Marley, quizás quedó agotado por el otro reality que tuvo telefe de parejas de futuros casados.
El primer programa dejo solo el interrogante de saber quienes serán los otros participantes que optarán por ser los personajes que faltan.
Solo eso, si cocinan, si se les quema la tortilla o si no saben hacer un huevo frito poco importa.
Lo importante es seguir el guion, representar sus personajes y armar algún que otro puterío pre-armado y que, aunque ellos no se han dado cuenta, ya nadie cree.
