Parte de como soy

Fuí el otro día a comer a lo de mis viejos, hablamos de una cosa u otra y mamá me dice “me conto Stella que escribiste algo muy lindo sobre Panchito”

Y si, asi fue, lo escribí en el grupo de Buena Morfa del cual participo, no lo hice en mi muro, no lo hice en ningún otro lado.
Lo hice ahí porque mi histoeria con Panchito tenía mucho de la temática del grupo.
Pero, ahora lo quiero compartir aca, copiando tal cual lo que puse en es lugar, para que todos puedan leerlo y no unos pocos, porque la historia de Pancho, de Panchito, aun la llevo dentro, y aún al leerla suelo tener que respirar hondo para no quebrarme.

“Esto seria la segunda parte de mi relato (del que mil veces empiezo a escribir), de como empece a cocinar, a gustarme la buena comida y la buena bebida, pero hoy necesito empezar por el medio, no contar sobre mis abuelas, sobre mis padres y saltar muchos años, ubicarme con 16, 17 o 18.
Hoy necesito empezar a habla de Pancho, Panchito para los íntimos.

Panchito fue el amigo de papá, su mejor amigo, su compinche de colegio, los dos venían del interior, y las similitudes unen, más cuando llegan a un colegio grande en una gran ciudad.
Su amistad se hizo cada vez más fuerte con los años, y más aun, cuando aparecimos nosotros, la nueva generación, Panchito se transformó en ese tío sin título, pero tio al fin, en el tío cómplice.

Cómplice de escapadas para saltear el ayuno de algún míercoles de Ceniza (que mi mamá rigurosamente imponía) y que se terminaba con una picada clandestina acompañada de gancia o cerveza en el club.

Cómplice en las idas a la Rural, donde el ritual era que una vez al año (minimamente), nos encontrabamos en la rUral, en alguno de los restaurants de ahí, y disfrutabamos de asado con cuero, previa pasada por la barra y con ya dos tom collins cada uno, para seguir con buen vino.
Pero la cosa no terminaba ahí, nos poníamos solidarios, y sendos wiscachos en Alpi (todo sea para ayudar, como el decía) Y de ahi,a recorrer la muestra, parando en cuanto puestito de quesos o de vinos se nos cruzara.

Cómplice de salidas al mediodia de un dia cualquiera, a tomar unos trago o a almorzar en algun bodegon y hablar de…, que importa la excusa valía la salida

Panchito fue quien me enseño a disfrutar de la buena comida y de la buena bebida, de los buenos quesos (y sobretodo de esos que apestaban toda mi casa), de las fabadas que el hacía y que siempre por un error de cálculo sobraba como para varios dias más.

La vida sacudio fuerte a Panchito, una ceguera temprana lo alejó de todo eso que disfrutabamos, y yo dejé de tener el ritual de ir a la rural, de los asados con cuero, los tom collins en la barra, los wiscachos solidarios y todo lo demas.
Porque sin el no era lo mismo.

Mucho de como soy ahora es gracias a vos, mucho de como soy con mis sobrinos es por como vos me enseñaste.

Panchito fuiste mi tío sin título, mi amigo, mi cómplice y encubridor, gracias por todo y porque vos me hiciste un Buena Morfa.

Buen Viaje!!!”

El pasado 14 de junio Panchito hubiese cumplido 74 años, se fue unos dias antes, quizas los suficentes para poder recordarlo como el hubiese querido que lo recordará.

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