Hambre, medio día, un Nuevo barrio y poca guita, si o si necesitaba que aceptaran tarjeta.
Paso por una parrilla, solo efectivo, una pizzeria, la misma historia.
Comprar fiambre y pan no era una opción válida.
Tenía para elegir ir a un bar y pedirme un tostado o… un lugar vegano
Me incliné por lo último, tenía hambre, verdadera y salvaje hambre.
De afuera muy lindo, y tienen tarjetas, que mal puede ser?
El lugar se llama Lorenza, de ambiente tranquilo, música estilo hippie de los 70, bueno, me la banco.
Me acerco a la barra, veo las opciones, sanguches veganos ni loco, fideos tampoco, ñoquis menos, y el menú del día
milanesas…
Le digo a la chica que voy a llevar el menú del día, me pregunta: ¿de que queres las milanesas?
En mi mente, pienso, de carne, pollo, cerdo seria una locura, pero me interrumpe con otras variedades que no eran las pensada (me olvide que estaba en un lugar vegano), tenemos de lentejas, de arvejas, de soja, de…
Quiero decirle que pare, que no son milanesas, que son otra cosa, pero tengo hambre, y si bien no se como llamarlas,
pero milanesas no son. Murmuro “de arvejas”, y me pido una ginger Ale, al menos para ponerle un poco de equilibrio a la vida.
Me siento y espero mi pedido, sigue la musica “Puff, the magic dragon lived by the sea, And froliced in the autumn mist, In a land called Honali…”
Malditos veganos, ya pienso que me van a traer la comida montados en un dragon o en un unicornio.
Llego la comida, dos digamos “milanesas”, a la napolitana, con queso de papa (en otras partes del mundo le dicen puré), sobre un colchon de hojas verdes, con papas cuña, todo muy Palermo, pero en Tigre.
La Ginger ale, orgánica, intensa pero me gusta más la Pulpo Blanco.
Sigue la música, Carpenters, Paul Williams, Mamas & the Papas.
Las “milanesas” ricas, muy buenas las papas y la ensalada de verdes… Bueno, soy complicado en este tema y ademas
odio las ensaladas de lechuga.
Termino de comer, me levanto y llevo mi bandeja a la barra, saludo y me voy.
Suena el teléfono, mi novia que me avisa que ya esta en casa, y que anda con ganas de ir a comer una bondiola en el
Puerto de Frutos. Y yo ya sin hambre, todo por comer una “milanesa” de arvejas, con queso de papa.
Hoy claramente la vida no me sonrie, se burla de mi a carcajadas.
