La menos pensada…

Creo ya haber hablado sobre el tema, de mis sobrinos, de como les gusta comer o disfrutar de la comida.
Y por eso siempre pensé que la que le gustaría cocinar sería mi sobrina mayor, Martina, pero la vida va demostrando que no siempre lo que uno piensa, crea o quiere se cumple, y en este caso fue así.
Su hermana, Vicky, se está mostrando como la sucesora en la cocina, sucesora de su madre, de su abuela por lado paterno, y de su tío (ese vendría a ser yo).

Vicky siempre fue un caso aparte, entre todos mis sobrinos ella se movía de manera distinta, tiene un sentido del humor particular, una manera de andar por la vida muy especial, quizás es más parecida a como soy yo.
En los últimos tiempos se demuestra más ligada a la cocina hogareña, esa de madres y abuelas; y bien típica de su edad es que se inclina por tortas y muffins, y que al parecer quienes han probado lo hace de manera sublime.
Busca recetas, las adapta y las hace, y por lo que me ha contado mi hermana también se inclina a ver, o ayudar en la preparación de la comida de cada día, ya sea a su mamá o a su papá, dependiendo quien cocine.

Todo esto no solo me gusta y agrada sino que también me simplifica a la hora de regalarle algo, porque hoy en día (y quizás también lo era cuando nosotros teníamos esa edad) regalarle algo para el cumpleaños se hace una tarea titánica, no cualquier ropa está bien, no cualquier perfume, no cualquier cosa.
Pero si regalas algo que ella pueda utilizar para cocinar, la ecuación es más simple, la X desconocida se hace más fácil.

Y ya que estamos hablando de su cumpleaños fue que llegó la fecha, y ante un nuevo abanico de posibilidades decidí utilizar esa franqueza y confianza que nos tenemos para consultarla.
La pregunta fue simple, “Vicky, con toda confianza, para tu cumple queres algo para vos (ropa, perfumes, etc) o preferís algo para que te sirva para cocinar?”
La respuesta fue la esperada, algo para la cocina, y la elección, que dejaba de ser la sorpresa, fue un molde de teflón para 12 cupcakes, pero no cualquiera, uno que me guste a mí (porque si voy a regalar complicidad culinaria, tengo que ser cómplice completo).

alquimia1Y para serlo aún más, el otro dia, mensaje de whatsapp mediante, la consulte sobre si quería tener un especiero con “cositas raras” es decir especias y condimentos que no va conseguir en un Jumbo, Disco o Wall-mart.
La respuesta fue un Sí (un sí que a la distancia sonó alegre y a la vez cómplice).
Así que me puse a preparar su especiero personal, con esas cositas que estan en mi cocina, esas que pruebo como un alquimista, o un aprendiz de brujo.

Y hablando de aprendices, yo ya tengo el mío, lejos la menos pensada y la verdad es que me gusta que así sea.
Pero, sabiendo y temiendo que la vida puede dar un golpe de timón, y en la adolescencia (que cada vez es más temprana), la cocina pase a un segundo plano, a un tercero o aún baúl de recuerdos olvidados, y yo tenga que salir a buscar otro aprendiz.

Espero que no…

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