Anoche descorché un Maula Sauvignon Blanc que tenía guardadito en mi cava, pero no crean que la nota sobre este vino va a salir en Me pica el bagre, ya va a estar en la Gastronomie, hoy este vino me remonta a viejos recuerdos, viejas historias.
Historias que se mezclan con el tango Maula, con mi abuela, con recuerdos de mi niñez.
Mi papá siempre contaba que su madre, que tocaba el piano (y doy fe que asi era), una dia estaba ejecuntado el tango Maula, y su padre, un hombre de pocas pulgas y de un sentido del humor peculiar le dijo “maula el que lo compuso, Maula la que lo toca y Maula la que lo canta”.
Calculo que de estar viva mi abuela, este vino lo hubiese tomado con ella, me imagino sentados los dos, en su comedor de diario, disfrutando de un pedazo de queso, mientras ella me contaba anecdotas de mi papa cuando era chco, o de ella misma, riendonos, y disfrutando de un vino que tiene mucho de ella, mucho de mí.
Mientras te extraño, de fondo suena Maula, y me pregunto porque habiando otros tangos elegiste este, mis recuerdos se remontan a la vez que te vi tocando el piano, imaginado que quizas también esa vez era Maula.
Y se que donde quieras que estes, mientras yo disfruto de este vino en tu nombre, vos estas haciendo lo mismo, contando historias tuyas, anecdotas de mi papá, mías, de nuestros eternos partidos de chinchon, las uvas en caña o cuando me contabas de la cocina de tu madre, cocina que fue parte de tu legado, un legado que sin querer en mi dejaste.
